martes, 11 de septiembre de 2012



             …es una medida de la forma o apuntamiento de las distribuciones. También llamadas  de concentración central, tratan de estudiar la mayor o menor concentración de frecuencias alrededor de la media y en la zona central de la distribución.
-------¡No entiendo nada! Eso es para estadistas y no estadística para idiotas y yo soy de esos.
-------Cálmate gorda. Ayudo, solo necesito algo de comer y ayudo.
-------También necesito algo de comer.
Los libros se levantaron, uno por uno al carrito de la biblioteca para reacomodarse, las mochilas nos abrasaron los hombros y las escaleras dirigieron el camino a un estanque de agua que recién se preparaba para abrir su cielo. Por supuesto, el viaje fue interrumpido por las revistas caras que no muchos estudiantes podemos comprar pero siempre admirar con sus artículos novedosos, una de ellas publicaba “el misterio del capital indígena”… Tal vez en internet pueda encontrarlo, balbuce.
Se escuchó, ¡negra! A lo lejos, el grupo se reunió y tomó el camino anterior. Sin pensar en que ese no era el mismo que formarían minutos antes. Al tocar el timbre y pasar la puerta una liana nos envolvió como reptil, sirvió tres tazas de té espeso. Sonó el timbre nuevamente, ya no escuché más los murmullos del grupo, las rastas que me acompañan parecen un serpentario y el bolso afeminado de moda desaparece, la gente me canta insistentemente, corrí.

Al intentar salir me inmovilizó un ocelote de madera con ranas a los costados que sacaba su lengua burlonamente mientras miraba la víbora en su nariz, una libélula se asomó de su nuca, me señaló y gritó: ¡Paloma! El serpentario me encontró, el bolso salió de su escondite, encontré las escaleras de frente y corrí.


El timbre sonó. Más gente llegó. Gritaban: ¡Paloma! la liana se asomó del horno de piedra; estiré mis brazos, me sujetó, trepé por ella, llegué al palomar. Todo el estanque se incendiaba, las paredes buscaban una salida. Desesperada,  la gente comenzó a gritar. Volé.
Ya no entendí el grito de la gente. Hablaban del origen, mientras yo volaba, me detuve, vi arboles, un rio, nadé, Salí del agua, salté por la tierra, no hablé mas para poder aullar, corrí  nuevamente, ahora en cuatro patas, no era mas quien fui, revoleteé sobre un árbol, me buscaba el cazador para venderme, volé, me posé en la tierra, preferí deslizarme en las ramas, ser parte del rio de donde jamás caí.

Urpy

V Jornadas Estudiantiles sobre identidad en América Latina

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